Las principales propuestas sobre este tema son:

1. Consumo legal de las drogas más usadas en el país. Abrir el debate a partir de la propuesta de regular el mercado de las drogas. Evidentemente, no se trata de legalizar las drogas para fomentar su consumo. Lo que se pretende es, precisamente, promover la prevención y la rehabilitación, así como establecer cauces institucionales que impidan la producción clandestina y el auge de las organizaciones criminales.

2. La droga legal le quita recursos al narcotráfico. Regular el mercado de las drogas le quita recursos al narcotráfico para la compra de armas, la corrupción y la amenaza a los servidores públicos.

3. Acabar con las ejecuciones y la violencia generalizada. Adoptar una nueva política que no perciba al narcotráfico únicamente como un asunto de seguridad nacional, sino como un tema de salud pública. No alcanzarán las balas, ni serán suficientes todas las víctimas para desactivar ese sistema. El uso regulado de drogas podría terminar con las ejecuciones y la violencia generalizada.

4. Los adictos no deben ir a la cárcel. Promover cambios al Código Penal Federal para que se sustituyan las sanciones privativas de la libertad por otras de carácter informativo y protectoras de la salud. Esto implica diferenciar claramente al consumidor del proveedor. Esta indefinición ha servido para que el Estado ignore los derechos civiles de sus ciudadanos, considerando que son incapaces de decidir por sí mismos sobre el consumo de algunas drogas; ha servido también para ignorar y dejar sin ayuda a miles de personas enfermas de adicción.

5. Cuidar que las drogas no lleguen a nuestros hijos. Tener más control sobre los puntos de venta y comercialización de la droga para que no llegue a los menores de edad. De ninguna manera se pretende solapar las acciones de los narcotraficantes, precisamente es el tráfico ilegal lo que los enriquece y expone a nuestros hijos.

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